Mucho se habla hoy sobre el crimen organizado y el poder que ha ido adquiriendo desde el sexenio de Felipe Calderón con diversos operativos, planes y una guerra declarada por parte del gobierno. Ya sea entre rumores o confirmaciones de convenios entre políticos e integrantes del crimen organizado, extrañas alianzas y peleas por el territorio, la realidad que nos ocupa en el presente es la continua lucha por el territorio, el resurgimiento de un cártel que estaba ya en las sombras y una inacción por parte del gobierno, queriendo hacer supuestamente justicia de las acciones que nos trajeron hasta acá, pero no actuando para solventar la violenta realidad que vivimos y sobretodo la guerra que está a punto de explotar.
Las voces oficialistas son cada vez más agresivas e impositivas en los medio de comunicación tradicionales y digitales. Al saber que el gobierno en el poder no ha demostrado resultado en acciones, y aquellos que llegan a presumirse trae más consecuencias que beneficios al menos en el corto plazo ha vuelto la intolerancia y la imaginación de estas voces una constante migraña para el país e incluso para el mundo.
Los héroes de antes de esta cuarta transformación se están convirtiendo en los apestados, aquellos que apoyaron el movimiento y ante la realidad presentan las evidencias que no son del agrado ni apreciación de nadie, tratan de callarlos y menospreciarlos. Si no es suficiente con las redes sociales que no representan en realidad a la población de un país, utilizan agencias que en el pasado tuvieron renombre para hacer una cacería de brujas sin ética y al puro estilo golpista.
Y aunque el deseo interno de muchos es desprendernos de modelos económicos capitalistas y tratar de instaurar un modelo reformado o retorcido también del pasado, la realidad es que México desde hace mucho tiempo se ha visto implicado en diversos acuerdos y tratados que nos atan al maldito capitalismo, y por lo tanto más allá de justificantes de soberanía y rescatar nuestros recursos, la verdad es que hay contratos, hay compromisos y hay consecuencias adquiridas que con ignorarlas o sacar un discurso mal logrado nos escapamos de los efectos adversos que vamos a vivir.
Por eso ya sea con felicidad o con bienestar, quitar la idea del conocimiento y el modelo consumista en el que estamos inmersos, el tratar de modificar nuestros hábitos y transformar nuestras costumbres vienen ligadas al enemigo principal, el capitalismo. Y quizás le dinero no sea el problema, sino en manos de quién se encuentra y el porque parte de ese dinero no lo tienen aquellos que están en el poder, así que probemos y midamos la reacción que ahora se haga una auditoría a cada ciudadano sobre sus pertenencias.
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