Ante la actual crisis sanitaria que se vive por el COVID-19, los gobiernos estatales, propios y opuestos al gobierno federal, han levantado la voz en contra de la presidencia por la falta de acciones y a poyo para enfrentar lo que se vive. DE los propios principalmente hemos escuchado las declaraciones de Barbosa y Jaime Bonilla. Será este último quien desde el inicio se encontró en medio de la polémica con su famosa Ley Bonilla que en teoría le permitiría estar en el poder 5 años en lugar de 2, incluso hasta la propia secretaria de gobernación fue grabada congratulandose del logro, pero ahora lo que algunos llaman autonomía del poder judicial, es en realidad el control del poder judicial por parte del gobierno federal castigando al gobernador por atacar a su propio gente, en este caso el presidente, así que mucho que festejar como una acción justa (que sí lo es) en realidad puede ser una de las primeras muestras contundentes del poder enraizado que se vive desde la presidencia.
El impacto de la pandemia ha revelado, o quizás expuesto antes de tiempo, las incongruencias del gobierno de Andrés Manuel. Su desesperación por acumular dinero, supuestamente para el apoyo a los que menos tienen, resultó ser un desvió de recursos para sus proyectos que han terminado en su mayoría en adjudicaciones directas y que cada vez salen más caros; o también en el abandono completo a la salud que tanto necesitan los que menos tienen, o la infraestructura que se requiere para activar economías locales y permitir el desarrollo tanto económico como espiritual de sus habitantes; o simples contradicciones ya sea como terminar con la corrupción y los negocios de los del poder y una cobertura completa empresarios como Salinas Pliego o aquel político de pasado oscuro que seguramente posee grandes secretos nuestro presidente, Manuel Bartlett. Y ni se diga de poner al ejército en las calles nuevamente para después sacarlos. No hay problema, creo un problema y luego yo mismo lo soluciono o eso espero.
La agencia de noticias NOTIMEX ha caído en lo más bajo y denigrante del periodismo, después de décadas llevando un trabajo de orgullo internacional. Hoy en día la agencia más allá de la explotación laboral, del nepotismo o la colocación de gente inexperta en el área, se ha dedicado a realizar una persecución contra los “opositores”, que más bien críticos, del gobierno actual. Después de un análisis por parte de organismos en pro de la libertad de expresión y defensa de la labor periodística han denunciado esto, pero su directora con mucha falta de memoria de sus editoriales, columnas, “investigaciones especiales” y notas publicadas, ha salido a reclamar que esas son simplemente calumnias.
Finalmente es preocupante y deja mucho a reflexionar que se está haciendo con nuestro presupuesto, con el dinero que se paga de los impuestos y en manos de quién está quedando. Y no estamos hablando de las adjudicaciones directas, los desvíos o la falta de transparencia, estamos hablando sobre quienes son los empleados y encargados de cada área que respecta a nuestras instituciones, millones de pesos mensuales se pagan en nóminas en diversas áreas, y algo tan sencillo como saber sobre la ley de derechos de autor y su aplicación en medios masivos electrónicos de difusión quedó expuesto como un tema desconocido, ¿a quienes les estamos pagando?
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